jueves, 25 de diciembre de 2014

Érase una vez la cena de navidad

Ni en navidad descansa el mobbing laboral. Llegadas estas fechas, creo que deberíamos armarnos frente a una cena de empresa con un jefe un tanto psicópata. 

Es probable que estos individuos no quieran vernos en este tipo de eventos en los que la felicidad y compañerismo afloran conforme aumenta el número de copas. Es probable incluso, que organicen la cena a nuestras espaldas. ¡Es tan divertido ver cómo intentan que no te enteres mientras eres tú la persona que recibe las llamadas de confirmación del resto de empleados! Muy ridículo sí. 

Pero, tenemos dos opciones, como siempre:

1.- Podemos dejar que nos influya negativamente y deprimirnos pensando en lo malísima persona que es, dejando que nos convierta una vez más en sus víctimas.

O...

2.- Podemos dar la vuelta al asunto (como siempre hacemos) y disfrutar del lío en el que nuestro jefe se ha metido él solito.

En esta segunda opción es donde vamos a deleitarnos de verdad.

Vamos allá:

  • Que nos llaman los compañeros y nos confirman la asistencia al evento: Nada de pasarle las llamadas al jefe, nada de llamarle por teléfono para informarle, no no, le damos el recado personalmente a nuestro querido jefe, es divertido ver cómo se agobia y empieza a dar excusas que nadie les ha pedido.
  • Que llaman del restaurante para confirmar el número total de comensales: Te vas al despacho con la listita de todos los compañeros que han llamado y te pones a contar con él 1+1=2, y otro más 3... así hasta que lleguéis al último (se les hace eterno el recuento, os lo digo yo) y si el número final sale 60 por ejemplo, pues en vez de eso decís 61 y entonces sale "el listo" que lleva en su interior y con un dulce grito te dice: ¡NOOO SON 60! Y ahí le dices tú: y yo 61. Y te vas muy digna si darle tiempo a replicar.(Es verdad que contamos con la ventaja de su escasa velocidad de reacción)
  • Que en el restaurante falta una silla y en la distribución no está tu nombre: Pues nada, tu muy sonriente bromeas con tus compañeros y confabulas sobre los posibles motivos: se les acabaría la tinta de la impresora está claro que si sortean quién paga la cena a mí no me toca. Los compañeros para estas cosas llegan a decir verdaderas locuras que hacen gracias a todos menos al jefe... qué raro...
  • Que a la hora de pasar los platos no te ve y te salta pasándoselo a tu compañero: Pues no  hay que preocuparse ni poner mala cara como si te afectara, simplemente debes transmitir que no te has dado cuenta del vacío que te está haciendo y sigues hablando con los demás, ya te pasarán a ti el plato alguno de los compañeros y a la hora de pasarlo tú pues... dáselo al jefe con una sonrisa y dile: Gracias no necesito más. Lo revientas en el acto y encima tiene que recogerte el plato para que los demás no noten el mal rollo.
  • Que no nos mira durante la cena: un favor que nos hace, así no nos sienta mal la comida y disfrutamos de la compañía de los demás. 
Pasarlo bien en nuestra mejor arma, que nos vea alegres y contentos hablando con los demás. No se por qué pero a los jefes acosadores les molesta muchísimo.



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